En esta nueva
entrada (que será algo más extensa de lo habitual) os traigo el resumen de
algunas entradas del Diccionario Virtual Cervantes relacionadas con ciertos
tipos de actividades, como ha sido nos ha pedido Ana. Seguro que recordaréis
muchos de estos conceptos de entradas anteriores, así que ¡vamos allá! J
Actividad
comunicativa
Cuando hablamos de
actividades comunicativas nos estamos refiriendo a actividades de aprendizaje
diseñadas para que el alumnado aprenda a comunicarse usando la lengua, según
sus necesidades e intereses. El objetivo principal de este tipo de actividades
es pragmático, ya que se usa la lengua para conseguir algo (por ejemplo, obtener
información sobre el precio de un artículo o pedir indicaciones para llegar a
un lugar). Son actividades propias de modelos didácticos como, por ejemplo, el
Enfoque por tareas.
Dentro de las
actividades comunicativas, podemos distinguir entre actividades de precomunicación o de capacitación (en la que se
trabajan determinadas estructuras lingüísticas) y actividades comunicativas o de comunicación (con las que se
pretende desarrollar la capacidad de comunicación de forma global).
Las actividades
comunicativas se caracterizan por tener transvase
de información (extraemos información), vacío de información (solo tenemos parte de la información), dependencia interna (las fases de la
actividad guardan relación entre sí), retroalimentación
(los propios compañeros nos evalúan y ayudan en nuestro proceso de aprendizaje)
y clarificación del contenido (intervención
del docente para incidir en la corrección).
Ejemplos de
actividades comunicativas serían los role plays (un alumno puede ser un/a
dependiente/a y otro sería el cliente), o la resolución de problemas basados en
la vida real (organizar una fiesta; cada alumno se ocuparía de una parte del
proceso).
Por último, se
entiende que la práctica oral y escrita “auténticamente comunicativa” es el
mejor camino para conseguir el desarrollo del uso de una lengua.
Actividad
de aprendizaje
Las actividades de
aprendizaje son todas aquellas acciones “que realiza el alumno como parte del
proceso instructivo que sigue” ya sea dentro o fuera del aula. Estas
actividades son muy variadas y debemos escogerlas en cada ocasión dependiendo
del método o enfoque didáctico que se esté empleando, el nivel de los aprendientes,
el propósito de la actividad, o las destrezas lingüísticas que predominan. Por
ejemplo, se pueden utilizar actividades de warm
up al principio de una clase, o algún juego al acabar una actividad que
exija una alta concentración (después de un examen).
Para diseñar
actividades, M. Finocchiaro propone los siguientes principios:
1. Tomar la experiencia personal de los alumnos como punto de partida para
el aprendizaje.
2. Empezar el nuevo aprendizaje a partir del nivel alcanzado previamente
por el aprendiente.
3. Cada aprendiente sigue su propio ritmo e itinerario.
En cuanto al grado
de dificultad de la actividad, debemos tener en cuenta diversos factores como, por ejemplo, si está suficientemente contextualizada, el grado de
complejidad lingüística y cognitiva, el grado de familiaridad del alumnado con
el tema o tipo de actividad… El éxito de las actividades depende, pues, del
diseño de estas, así como de la motivación y actitud del alumno/a.
Actividad
de práctica controlada
Al hablar de
actividades de práctica controlada nos referimos a actividades de aprendizaje
en las que los alumnos y alumnas “deben seguir con cierta fidelidad un texto o
unos modelos lingüísticos y el profesor controla el grado de corrección”. En la
enseñanza tradicional de la lengua extranjera, este tipo de actividades
consisten en seleccionar uno o dos elementos lingüísticos y repetirlos (como
los drills), un procedimiento muy
poco motivador y que provoca que el aprendizaje sea poco significativo.
La técnica de la
repetición se sustenta en la teoría
conductista (desarrollada por Watson y Skinner, entre otros), la cual
defiende que el aprendizaje de la lengua extranjera se basa en formar hábitos
lingüísticos mediante la repetición fiel de unos modelos. Por tanto, no se da
pie a que el alumno pueda experimentar con la lengua extranjera o con su propio
aprendizaje, ya que el profesor actúa como “director de orquesta” y decide
quién y cómo interviene.
Actividad
de práctica libre
En el otro extremo
de las actividades de práctica controlada encontramos las actividades de práctica
libre, en las cuales los alumnos y alumnas “deben usar de modo creativo los
conocimientos o destrezas que han sido presentados y practicados previamente”.
Las actividades de
práctica libre se caracterizan por pretender orientar el uso de la lengua hacia
la comunicación, ya que su objetivo es la fluidez, y para ello deberán ser
planteadas de forma motivadora. Este
tipo de actividades busca que el alumnado:
Ø integre los conocimientos y habilidades ya adquiridos para aplicarlos a
un contexto/situación nueva,
Ø personalice los contenidos aprendidos relacionándolos con sus propias
ideas/experiencias/sentimientos…
Ø tenga un papel activo al haber flexibilidad de formas lingüísticas
empleadas,
Ø negocie los significados en la interacción con los demás miembros de la
pareja o grupo.
Actividad
posibilitadora
Las actividades
posibilitadoras son aquellas actividades de aprendizaje que se realizan en el
marco del enfoque por tareas y son fases preparatorias de la tarea final. En este
modelo, la comunicación es el objetivo del aprendizaje, pero también el medio
con el que se aprende la propia lengua. Por ejemplo, para llegar a la tarea
final de pedir indicaciones para
encontrar un museo, primero debemos proponer diversas tareas
posibilitadoras en las que trabajemos ciertos aspectos como el vocabulario
necesario para hacer esta petición, o la pronunciación de las expresiones que
vamos a utilizar.
El modelo de las
tareas suele relacionarse con el concepto de autonomía del aprendizaje porque
permite la intervención activa del alumnado a la hora de seleccionar los
contenidos y habilidades que se vayan a desarrollar.
Actividades
de la lengua
El término
actividades de lengua es el que usa el MCER (Marco Común Europeo de Referencia
para las Lenguas) para referirse a aquellas tareas que realizamos “con el
lenguaje natural en nuestra interacción con otros en un medio social” y “con el
propósito de alcanzar unos objetivos concretos”. Para poder llevar a cabo estas
actividades, es necesario utilizar unas competencias y unas estrategias que nos
permitan llevar a cabo los procesos lingüísticos necesarios.
En su propuesta, el
MCER habla de los siguientes procesos
lingüísticos:
1. Actividades y estrategias de expresión.
2. Actividades y estrategias de comprensión.
3. Actividades y estrategias de interacción.
4. Actividades y estrategias de mediación.
1) Actividades y estrategias de expresión
En didáctica de la
lengua extranjera, las actividades de expresión son aquellas actividades de
lengua “que realizan los alumnos utilizando unas competencias y desarrollando
unos procesos lingüísticos de expresión
oral o escrita, con el propósito de alcanzar unos objetivos concretos
(informar, convencer…)”. Por su parte, las estrategias de expresión son unos recursos
comunicativos que les ayudan “a llevar a cabo con éxito la actividad
lingüística en cuestión”.
Algunos ejemplos de
actividades de expresión oral serían realizar comunicados públicos para dar
información o dar una opinión sobre un tema planteado. Como ejemplos de actividades
de expresión escrita podríamos citar la redacción de eventos o sucesos, escribir
cartas/correos, o tomar notas de una explicación/vídeo.
En cuanto a las
estrategias de expresión, existen múltiples opciones y cada una de ellas es
apropiada para un determinado momento del proceso de expresión. Por ejemplo,
para la fase de planificación es importante tener en cuenta quién es el
destinatario y seleccionar, así, el registro, tono, expresiones, estructura
discursiva…
2) Actividades y estrategias de comprensión
Las actividades y
estrategias de comprensión son aquellas actividades de lengua “que realizan los
alumnos utilizando unas competencias y desarrollando unos procesos lingüísticos
de comprensión auditiva o lectora, con
el propósito de alcanzar unos objetivos concretos (aprender unos conceptos,
informar…). Las estrategias de comprensión nos ayudan a llevar a cabo dicha
actividad.
Como ejemplos de actividades
de comprensión auditiva el MCER
menciona escuchar programas de radio para obtener información específica o
escuchar un aviso público para captar la esencia del mensaje. Como ejemplos de comprensión lectora podemos leer
artículos de revista o periodísticos para captar la idea general o leer una
novela. Además, en el MCER se mencionan también las actividades de comprensión audiovisual, como podrían
ser leer un texto en voz alta o ver una película con subtítulos.
En cuanto a las
estrategias, al igual que he mencionado más arriba, varían según el momento del
proceso de comprensión, en este caso. Por ejemplo, en la fase inicial de
planificación tiene lugar el encuadre, el cual consiste en identificar el contexto total y los conocimientos
del mundo adecuados a ese contexto, recuperar de la memoria unos esquemas
mentales, adaptarlos y ponerlo en funcionamiento, y establecer unas
expectativas en relación con el texto con el que vamos a trabajar.
3) Actividades y estrategias de interacción
En este tipo de actividades,
dos o más alumnos “se van turnando en sus papeles de emisor y receptor de
mensajes y van construyendo conjuntamente una conversación o un texto escrito,
mediante la negociación de significados y siguiendo el principio de cooperación”.
Como ya he mencionado anteriormente, las estrategias (en este caso de
interacción) les ayudan a llevar a cabo con éxito la actividad lingüística en
cuestión.
Las interacciones
pueden ser clasificadas en orales (los interlocutores desempeñan los papeles de
hablante y oyente) y escritas (los interlocutores desempeñar los roles de
escritor y lector), aunque también podemos hablar de otros canales de
interacción como el audiovisual (lenguaje corporal) o el paralingüístico
(dibujos).
El MCER propone
como actividades de interacción los debates, las conversaciones casuales o las
entrevistas. Por otra parte, como estrategias de interacción podríamos citar el
mismo ejemplo utilizado para las estrategias de comprensión (encuadre).
4)
Actividades y estrategias de mediación
Las actividades de
mediación son aquellas en las que el usuario no expresa sus propias ideas u
opiniones, sino que “actúa como intermediario o mediador entre otras personas
que no pueden comunicarse de forma directa, ya sea en la lengua oral o en la
escrita”.
En general, la
mediación consiste en traducir o interpretar lo que los hablantes de distintas lenguas
quieren expresar. Por ejemplo, el MCER cita la interpretación simultánea, la
traducción literaria o el resumen. Además, con el fin de solventar las
dificultades que puedan presentarse en la actividad de mediación, el mediador
utiliza una serie de estrategias (como preparar un glosario, o analizar las
necesidades del interlocutor) que le ayudan a crear un texto nuevo, manteniendo
siempre el significado del original.
Espero que os haya
parecido interesante este post y que os resulte útil para conocer los
diferentes tipos de actividades que podemos desenvolver en el aula.
Da la sensación de que te han quedado muy claras las diferencias entre estos conceptos. Es importante. Buen trabajo.
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